El sarcoma de Ewing es una variedad muy rara de cáncer de los huesos que afecta a niños o a personas muy jóvenes y que puede curarse, incluso cuando ya se ha extendido a otros órganos. Su causa permanece desconocida. Recibe su nombre de James Stephen Ewing (1886 – 1943), el patólogo americano que lo describió por primera vez, distinguiéndolo de otros tumores semejantes.
El cáncer afecta con mucha frecuencia al esqueleto. Sin embargo, solo una porción muy pequeña de los tumores malignos en los huesos son sarcomas. La gran mayoría de ellos son metástasis o ramificaciones de cánceres comunes que no tienen nada que ver con los sarcomas, como los de mama, próstata o pulmón. Por ejemplo, una mujer podría desarrollar un cáncer de mama y algunas de las células malignas de ese tumor podrían desprenderse, introducirse en el sistema circulatorio y, a través de él, llegar a algún rincón del esqueleto, donde las células anidarían y se multiplicarían, dando lugar a tumores secundarios. Ciertamente, esa mujer tendría cáncer en los huesos, pero no un sarcoma. Si un patólogo examinara una muestra de las metástasis con la ayuda de su microscopio descubriría que están compuestas por células semejantes a las de la glándula mamaria.
En cambio, el sarcoma de Ewing nace en el propio hueso y, si se analiza con el microscopio, se comprueba que está formado por células con un aspecto único, diferente al de cualquier otro cáncer y al de la mayoría del resto de los sarcomas. Hay, no obstante, algunos otros tumores malignos del esqueleto con los que podría confundirse. La distinción es muy importante, pues el sarcoma de Ewing tiene un tratamiento muy específico y eficaz. En ocasiones, el diagnóstico preciso de este tumor requiere técnicas muy avanzadas, como el análisis del material genético en busca de determinadas alteraciones de los cromosomas, características tan solo de esta enfermedad. Es por eso que los pacientes con sarcoma de Ewing deberían ser atendidos por verdaderos especialistas en sarcomas desde el mismo momento del diagnóstico. Los equipos multidisciplinares habituados a tratar un número significativo de esta rara enfermedad cuentan con patólogos superespecializados capaces de realizar el diagnóstico con certeza.